Un factor fundamental en el liderazgo, la compañía y su cultura es la gente
Sin duda tenemos mucho qué pensar sobre la innovación en las empresas y sus metodologías para mejorar, ¿están haciendo lo correcto, o están perdiendo de vista lo más importante? ¡Continúa leyendo!
En una empresa de autenticación digital de documentos, se estableció una junta diaria para revisar en equipo los retos que enfrentaban como una nueva startup. Los socios fundadores; un jóven matrimonio, Adriana y Germán; y su pequeño equipo de desarrolladores evaluaban los proyectos en marcha desde diferentes ángulos, además revisaban rápidamente los pendientes de ese día.
Crecieron. Mucho. Un día decidieron que los retos, procesos y mejoras para la interfaz de usuario de sus diferentes clientes, debían de revisarse exclusivamente en sesiones mensuales con la metodología SCRUM. De tal manera que si tenías una idea para mejorar, era necesario subirla en el buzón de Backlog (Pendientes a procesar) y desde ahí, la Gerente de Innovación integraría la información para la próxima sesión e invitaría a quienes debían de estar presentes.
Consecuencias y pérdida de objetivo
Esto se volvió la regla y las juntas diarias no sólo continuaron, sino que se decidió que cada líder replicara la junta diaria con su equipo. Trabajaron así por casi 2 años y los efectos fueron:
- Un resentimiento hacia la rutina de las juntas y nuevos líderes.
- Poca retroalimentación y nuevas ideas para ingresar al backlog.
- Discusiones acaloradas.
- Una disminución en la productividad y por consecuencia;
- Aumento de horas de trabajo de diferentes equipos o individuos.
- Alta rotación de personal especializado de alto potencial.
- Resistencia a cambios derivados de las sesiones de SCRUM.
¿Cómo algo tan práctico y que había probado dar resultados, creó este tipo de dificultades? ¿Y cómo fue posible que les tomara tanto tiempo entender el problema?
Sucede que al dejar un único canal de atención para nuevos retos y sugerencias funcionó muy bien al principio. El problema surgió cuando durante las juntas, cada vez que alguien comentaba algo al respecto; la instrucción era: “súbelo al Backlog” y seguían al siguiente punto. Como consecuencia; las juntas dejaron de nutrirse de ideas y se convirtieron en una rendición de cuentas diaria; lo cual no está tan mal. Sin embargo; olvidaron un factor fundamental, en el liderazgo y la empresa, además de la innovación y su cultura: La gente.
Creando una cultura de disrupción
Desde su nacimiento, la empresa estableció la disrupción y la innovación como valores clave para el tipo de empresa que querían ser. Y en congruencia con esos valores, había que buscar personas que pensaran distinto. Innovadores; de esos que no tienen pelos en la lengua, que pueden hacerla de abogado del diablo y sobre todo que cuestionen el status quo.
Sin embargo; conforme fueron creciendo, trajeron generalistas de otras empresas que les ayudarían a generar una mejor estructura. Se sacrificó el crecimiento de cierto personal con potencial; y con ello un poco de esa cultura de disrupción al interior, en favor de un orden y jerarquías. Lo cual de hecho existía desde el momento de la fundación y capitalización de la empresa por ser una Sociedad Anónima de Capital Variable y no una Cooperativa.
Un orden jerárquico al final, y la innovación empresarial nos ayudan a establecer responsabilidades limitadas que al mismo tiempo nos permite hacer un mejor uso de nuestro tiempo. Especialmente para los fundadores y directivos de la empresa. Pero los discípulos de la disrupción que ayudaron a crear la empresa, se sintieron traicionados y vieron en estos movimientos un peligro para la integridad del alma misma de la organización. En la siguiente parte les platico.